Dique de Gamazo

Descripción

El dique es una instalación destinada a la reparación de buques. Se le describe como dique seco de carena por su morfología. El vaso tiene forma rectangular, con graderías escalonadas construidas con sillares; está rematado en su extremo oeste de forma semicircular y cerrado al este por la compuerta del dique, con una superficie de 3.382 metros cuadrados.

El dique tuvo en su primera época 132 metros de eslora, 15,20 de manga y 8,75 de puntal. Para el cierre del dique se opta por el sistema de barco-puerta sin ranuras por ser más barato que las compuertas fijas y más adaptable al flujo de mareas que se originan en la bahía de Santander. Es de hierro forjado con una eslora de 18,1 m y puntal de 7,90 m, el tope contra la sillería del dique es una faja en todo su perímetro.

Las instalaciones se delimitaron con una verja modernista de hierro forjado que se realizó en 1908, con un perímetro de 377 metros en el que se abrieron diez puertas. El cierre tiene un zócalo de sillería sobre el que se levantan las 54 pilastras de piedra de planta cuadrada rematadas y decoradas con hojas de acanto. La acera exterior se realizó con losas de piedra de metro y medio de anchura.

La casa de bombas es un edificio representativo de la arquitectura industrial inglesa, realizada en ladrillo que se ha decorado con una filigrana de rombos entrelazados construidos con ladrillos rojos y blancos.

Historial

Aunque hubo algunos proyectos previos, el primer proyecto de dique seco de carena se debe al ingeniero José Lequerica Aguirre, encargado por la recién creada Junta de Obras del Puerto de Santander, del Plan General del Puerto. 

El proyecto fue presentado en 1878 y aprobado en 1882 sin embargo, la localización propuesta en la playa de la Magdalena, junto a la Isla de la Torre, no obtuvo los permisos necesarios. Posiblemente porque la zona estaba ya vinculada el veraneo real y por ende proyectos urbanísticos y constructivos destinados a favorecer el ocio de la alta sociedad que acudía a la ciudad siguiendo a los monarcas.

Años después se presenta un nuevo proyecto en una nueva ubicación que obtiene el apoyo del ministro de Fomento D. Germán Gamazo, en honor al cual se bautizará el dique que se construirá en San Martín de Bajamar.

El dique se inauguró oficialmente el 30 de junio de 1908 aunque las obras se completaron al año siguiente. Esta infraestructura estuvo dando el servicio para el que estaba destinado durante ochenta y un años (entre 1908-1989) acogiendo todo tipo de buques aunque, sirva como anécdota, inició su actividad reparando los gánguiles de las dragas “San Emeterio” y “San Celedonio” y terminó su vida útil con la draga “Nta Sra de Loreto”.

Catalogación

El Dique y su entorno está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento (BOE núm. 299. diciembre 2001).

El monumento está afectado a un servicio público de titularidad y gestión estatal y, por lo tanto, la competencia para tramitar el expediente de que se trata corresponde a la Administración General del Estado.

Con motivo del Campeonato del Mundo de Vela de 2011 celebrado en Santander se realizó un plan integral de rehabilitación e incorporación a los espacios de ocio de la ciudad. La caseta de bombas es actualmente un restaurante. 

Además del gran cuenco carenado con el barco puerta que sustituyó al original, muy deteriorado, por lo que fue desguazado en el Barrio Pesquero en el año 1975, se conserva la caseta de bombas y la verja modernista.

Desaparecieron la grúa tipo Prietsman que se situaba en la cabecera del dique, y una chimenea de ladrillo para la caldera de la máquina de vapor que se levantaba junto a la caseta y que, incomprensiblemente, fue demolida en noviembre de 1953.

Anecdotario

El proyecto de construcción de un dique de carena en Santander constituyó un reto para la ingeniería de la época por los múltiples problemas técnicos y financieros que hubo de afrontar. 

Los cuatro años previstos inicialmente se transformaron en veintitrés y el presupuesto se multiplicó por cinco, exactamente 5000000 de pesetas de la época (inicios del siglo XX).

Eran tales las dificultades surgidas en la construcción y tan poca la fe de la sociedad del momento en que las obras llegaran a su conclusión, que el periódico de la época El Cantábrico, de la mano de su director D. José Estrañi y Grau, publicó la siguiente pacotilla:

“Ni la Vera Cruz es cruz,
ni Santo Domingo santo,
ni jamás llegará a ser
dique el Dique de Gamazo.”

 

En la primera mitad del XIX comienza a aumentar de manera significativa la actividad del puerto de Santander. Una de las razones fundamentales se encuentra en el resurgir del tráfico de harinas castellanas debido a toda una serie de medidas estatales y al mercado cautivo de las colonias de ultramar. A esta circunstancia habría que añadir el tráfico generado por la redistribución de los coloniales del tornaviaje tanto en el propio país como por toda la fachada atlántica europea.

La importante y creciente actividad naviera que se produce en la segunda mitad del XIX hace imprescindible que el puerto disponga de dársenas, varaderos y diques para el servicio de los buques. De esta necesidad surgirán múltiples proyectos para la construcción de un dique seco.